Empiece el día con un delicioso desayuno en Cappuccino en la Marina de Ibiza. Observando megayates de lujo y con sus inolvidables vistas a Dalt Vila, le dejará listo para afrontar el día.

Explorar varias cuevas escondidas junto a viejas casitas tradicionales para pescadores en un entorno de aguas cristalinas es una delicia. Planee una comida tardía y vaya a Es Nautic o a Can Pujol en San Antonio, al restaurante Salvado en Pou des Lleo, al Bigotes en Cala Mastella o al restaurante Cala Salada. En ellos podrá darse un festín de pescado recién extraído del mar, incluyendo raya, dentón, mejillones o calamares en su tinta. Para amantes de las sardinas al grill, diríjase fuera de los circuitos habituales al chiringuito Utopia beach, a 200 metros, de fácil subida, del Puerto de San Miguel. Sino mézclese entre los locales en el Aquarium de San Antonio. Allí podrá comer por 15 euros ¡y los niños lo disfrutarán también!

Hay varios excelentes restaurantes para carnes al grill. Me gusta particularmente el bar Can Berri en San Agustín. Allí podrá sentarse bajo una cubierta de naranjos y granados en una agradable tarde-noche. Balafia, cerca

de San Lorenzo, es famoso por su ensalada de tomate y cebolla, sin olvidar su alioli más exquisito y después tienen cordero, chuletas de cerdo, conejo y las mejores patatas fritas caseras de la isla.

Disfruto pasando tiempo en las tranquilas playas y rocas del norte. Algunas de mis favoritas son Utopia y Kiosko en San Miguel, Cala Xuclar, Xarraca y Cala d’en Serra en Portinax. Pásese por el peculiar Hotel Boutique Los Enamorados para una taza de té. Otras playas imprescindibles son Es Cavallet, Sa Caleta, Cala Comte, Cala Nova y Aguas Blancas. Los domingos, visite Benirrás para la puesta de sol con tambores.

Recomiendo un paseo por el encantador pueblo de Santa Gertrudis de Fruitera, donde los locales se mezclan con otros de fuera en un ambiente cosmopolita internacional, dando lugar a un espíritu comunitario único. Disfrute de una relajada hora en la plaza de la iglesia y pruebe el bocadillo de jamón serrano en el bar Costa, una institución por derecho propio. Dése un garbeo por las tiendas de moda, the Rose Shop & Gallery y Baron. Puede también refrescar su idioma español en las clases de grupo de la academia Go. Disfrute de una selección de excelentes restaurantes como Can Mimosa, con una gran carta de tapas y con un fabuloso Sunday roast. Macao Cafe tiene cocina italiana de categoría y, en plan menos caro, aconsejo Le Monde, el sushi en Sushi-sho o un Poke bowl de salmón en Musset.

La hora de la puesta de sol es un rito ibicenco. Mis lugares favoritos para disfrutar de esos momentos mágicos y de los espectaculares colores de los atardeceres son Experimental Beach, en Playa des Codolar, Salinas donde puede reservar una tumbona para cocktails, Sunset Ashram en Cala Comte, que tiene una atmósfera meditativa única o el Hostal La Torre de Mambo en Cala Gració. Si quiere degustar un cóctel en una terraza impresionante y canalizar su James Bond interior, aventúrese por el noroeste hasta el lujoso Hotel Spa Na Xamena, en San Miguel.

Dar una vuelta por Dalt Villa a media tarde es un plan fijo, quizás parando para un aperitivo con ostras en la Plaza del Parque antes de comenzar la subida. Suba por la antigua rampa que conduce a la ciudad vieja, declarada por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad y serpentee por sus calles adoquinadas. ¡Se requieren zapatos planos! En caso de llegar hasta la cima, hay espectaculares vistas de la bahía de Ibiza y de Marina Botafoch. Mis lugares favoritos para cenar son el Taller de Tapas Boris Buono, donde solo hay locales, La Brasa para cenar al aire libre, Ooh La La para un ambiente genuino de bistro francés o La Bodega como una opción simple de tapas.

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